"Agua dulce para un sueño" (alusión al sueño de Artigas). Texto del exdiputado Hector Dalmau, especialista en el tema. Primera nota
▪︎ La única manera de asegurar la sustentabilidad del Río de la Plata es construyendo una represa que una el oeste montevideano con la provincia de Buenos Aires. No sólo generaría el freno de las aguas y produciría energía, sino que, además de ser un vehículo de comunicación, al asumir la obra ambos estados quedaría afuera todo manejo foráneo.
▪︎ De este modo, se transformaría un aciago futuro en una realidad inmediata de trabajo y de enormes perspectivas porque haría navegables todos los cursos fluviales desde Jujuy hasta el Río Negro, conectando a éste con el sistema Vinchina, Desaguadero y Colorado. Y cuando digo todos los cursos digo todos".
▪︎ Podríamos contar con una puerta de entrada y de salida de la Cuenca del Plata, que integran Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y la Argentina, o sea 3.170.000 kilómetros cuadrados en total, con el mayor aprovechamiento por nuestro país por la extensión de su territorio hacia el confín patagónico.
▪︎ Por donde suben y bajan buques y embarcaciones de todos los tipos y tamaños que alguna vez podrán entrar y salir por el Paraná Guazú y/o el Paraná de las Palmas, ir y venir hacia y desde el Orinoco (colombo venezolano) con las conexiones con Perú, Ecuador y Colombia, que les otorga el Amazonas, tal como está planificado desde el siglo XIX.
》 La sed del futuro
▪︎ Nuestros ríos se forman en el centro de América del Sur, que es como un abanico achatado y que, hasta hace muy poco, estaba cubierto de árboles. Para salir de él por el este, oeste y norte debe trepar montañas muy altas, que no dejan entrar los vientos de los mares (Pacífico-Caribe y Atlántico).
▪︎ Vientos que no pueden entrar para descargar sus aguas en las costas muy lejos del nacimiento de esos ríos, que hasta también hace poco se las arreglaban muy bien con la exudación de las selvas para mantener el ciclo de las aguas, que formaban sus propias nubes y lluvias, a veces duraban un mes, paraban tres días y volvían.
▪︎ De allí que las selvas en esa región amazónico platina, crecían y se autoabastecían de agua, que le sobraba para inundar, como en aquellas Corrientes del Niño, que desde 1998 no aparecen.
▪︎ Era un fenómeno recurrente cada nueve, diez y hasta trece años, tiempo que se tomaban las corrientes cálidas del Océano Pacífico, que corren desde las costas sudamericanas hasta la Polinesia, pero que pegaban la vuelta y traían la humedad que habían llevado. Levaban para allá y las traían para acá, con más las que encontraban en su camino de vuelta. Un montonazo de humedades pasaba por arriba de los Andes y se topaban con el sudor de las selvas. Y generaban las inundaciones del Niño.
▪︎ En los años de la década de 1950, geopolíticos brasileños comenzaron a pensar en otra misión para la selva y con el tiempo, Menem mediante, llegaron las plantaciones de soja, crianzas de vacas, búsqueda de oro y explotaciones de minas a cielo abierto, lo cual reclama agua, además de energía, razón de la construcción de represas, incluso para navegar. Y mataron a los árboles y desaparecieron selvas y bosques, razones que explican, la desaparición también del Niño.
▪︎ Y el agua comenzó a ser una mera materia comercial, negocio de naturaleza yanqui, que cotiza en la bolsa de Nueva York y de la cual en la Argentina se hacen negociados.
Se habla y se habla del agua, y ni siquiera hay una proclama por el río Paraná.-
Foto que ilustra esta nota: Delta del Río Paraná, un humedal con más de 1,7 millones de hectáreas, que va desde Diamante (Entre Ríos) ,hasta la desembocadura de los ríos Uruguay y Paraná, en el Río de la Plata.